...orquídeas...

Se deshojaba tu cuerpo, pétalos de orquídeas suspendidos en brisas de respiración contenida. El ocaso del día se colgaba en tu pecho, serena la mirada mezclándose en mis ojos color mar. Abrazo tu tiempo, me voy enredando en tu miel sedosa. Acaricio tu principio, me impregno de la textura que encierra tu esencia adormecida en el ángulo que forman tus piernas. Retas los instantes, embestidas estrellándose en tu temple. Rectas quebradas formando curvas, desbordando tus pliegues sobre mi lienzo.

Claros y oscuros dejando en evidencia lo que llamas defectos y yo considero virtudes de tu humanidad. Nadando en tus oquedades, deslizándome sutil entre retales salados, dejando gotas de veneno destilado en tus labios entreabiertos. Meciendo los segundos, oculta entre las fisuras de tus murallas que guardan el néctar que sacia mi sed. Penetrando en tus rincones, mojándome contigo bajo tu cascada de aguas tranquilas, bebiendo la frescura que entregas sin resquicios. Respiro de tu aliento, vaho de calidez que desarma mis estructuras. Derrumbas a golpe de sonrisas cómplices mi paciencia de sucumbir al baile de caderas.

Claudico sin concesiones al roce de tu boca atrapando mis palabras, segregas lava a tu paso, quemas, dejando huellas al enterrar tus incisivos con descaro. La oscuridad me atrapa y tus manos me anundan con hilos de luz, me haces caer en espirales de perversión que acaban devolviéndome con fuerza al sosiego de tus brazos. Tiemblo y siento romperme como el cristal al estallar de plenitud...