Tanta excitación como miedo invade mi cuerpo.... cuántas cosas que no sé de ti....
Y sigo soñando con rozar tu piel...
Ayer, mi sueño llevaba tu nombre, tomaba líneas, acomodaba formas, y quería ser realidad. Me embarraba en tu cuerpo, siendo mi hogar tu pecaminosa virtud. Mis rincones oscuros se vestían con tus hilos de luz. Me sentía renacer con tu aliento, y tu ser penetraba mis sentidos.
Ayer, las mañanas cantaban con tus sonrisas, tu perfume se colaba entre mis ropas y la frescura de tu rocío bañaba en deseo mi piel. Tenía en los labios un anhelo suspendido y las ganas de besarte se contenían en mis gotas de saliva.
Ayer me querías, hoy me ignoras. Desterrada en tu olvido de ingratitud. Podría tocar tu puerta de mentira y mirar el vacío de tus ojos. Dejarte un papel en blanco, esperando que las palabras escritas griten lo que callaron tus labios. Ya no sé que dolor me ahoga más, si tu ausencia o dejar de quererte con el paso de los días.
Hoy duele la penumbra de tu recuerdo, me astilla las venas, anuda mis latidos y estrangula el sueño de lo compartido. Voy dejando que cada gota de tu veneno se vaya mezclando con mi sangre. Lloran mis entrañas, apaciguando las convulsiones de un cuerpo árido y desgarrado. Cierro las manos y clavo mis uñas en las palmas, intento absurdo que la herida física despierte mi coma emocional. Y la desesperación me sonríe anunciando su victoria.
Hoy conjuro a la oscuridad, intento venderle mi mísera alma a cambio condenarte al olvido. Sus sombras se burlan de mi, y dejan en evidencia mi vulnerabilidad. Se resquebraja mi resistencia y me voy bebiendo mi propio dolor...
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