...serenas...

Mirada de ángulos abiertos en la serenidad de su puerto. El tiempo, sabio hilo de emoción, trae en olas, la inquietud en los ojos de un alma con heridas. Cubierta de una armadura oxidada que noche tras noche saca brillo cuando sus lágrimas golpean el frío metal, luz que ilumina la soledad elegida.

Cómplices aleteos acarician su nariz cada mañana, recuerdan entre risas aquel "quédate y te trataré como a una reina". Una década, una vida que compartir, un sueño que enlazar entre manos llenas de momentos. Se acunan con la ternura de quién abraza fuerte los días, sin corazas que alimentar, solo ganas de andar cada rincón que lleve ese olor de esencia.

Sintiéndo el aire, fluyen entre bailes de alegría, paseos sin principio ni fin por la vereda de ese mar testigo silencioso de sueños lanzados al horizonte. Me dejan andar a su lado, mirar por su ventana, señoras de pies a cabeza, no por la edad que se cuela entre sus cabellos, no por las fisuras que se posan coquetas. Sí por ese saber estar, esa pose mezclada con gotas de juventud rebelde y serenidad templada con pétalos de rosas despertando en primavera.

Sra. Olalla y Sra. Airihs, sencillamente, ¡¡¡GRACIAS!!!