Suspiro que se escapa, mirada que se recrea en los recuerdos que habitan en las estancias que son su hogar. La banda sonora suena en su burbuja. Las notas la van envolviendo en un dulce andar. Bailando en su ritual, descalza las ganas y las cuelga en las paredes que la vieron amar. Despojándose de lo que oprime, lo que ahoga, sus prendas van cayendo. Lento, despacio, provocando a la insinuación. La melodía la viste, la atrapa, se cuelga de ella dando paso al sabor de la plenitud de mujer.
Ata su cabello, se mira al espejo, sonríe, el verde de sus ojos se ilumina, se reta a sí misma, y el deseo estampa la necesidad a quemarropa sobre los poros que arden. Las llamas se avivan, dejando los rastros, señales dónde hacer parada. Respira, y se pierde en sus ensoñaciones. Deja que el cansancio del día la abandone, y con premeditación elige el momento para dejarse abrazar por una lluvia de gotas con sabor a bienestar. Comienzan en su nuca, desparramándose inclementes por su cuello, la calma parece dar tregua a los senderos de su lujuria. Su piel reclama, grita, quiere sentir, saberse deseada, que el placer se pose en cada retal. Las fantasías sueñan con ser realidad. Su espalda se abandona a la sensación de la presión de unos dedos, imagina su textura, la fuerza con la que impactará sobre sus puntos débiles. Movida por el instinto se gira, ahora es su pecho quién reclama las atenciones. Una brisa de frescura se ha posado en las curvas que juegan con la gravedad. En vertical sucumbe, y deja que una nube de pompas jabonosas la vayan transportando. Con el pensamiento enganchado del momento impregna su cuerpo, el agua resbala, la besa, con suavidad, la espuma se pierde en sus líneas, bordea las curvas y se cuela en los rincones, ella la deja hacer, la engulle entre sus pliegues. Sus labios se entreabren, pasa su lengua dejando que las gotas sean bálsamo en las fisuras que quedaron en ellos en el tiempo que fueron prisioneros del desierto.
Segura de sí, dueña de sí, con la humedad de vestido, con ritmo sensual y acompasado se desliza entre las sábanas que dormitan sus secretos. Abre su cuerpo, lo siente florecer, lo siente reír, como el aire que se cuela por sus poros la mece en un vaivén de sensaciones. El mar que esconde sus ilusiones la mece al compás que la Luna baña su piel. Su cuerpo, lugar dónde habitan las tempestades del placer y los recónditos deseos….
Porque ella, sencillamente es transparente, ella, espejo dónde reflejarse….
Ata su cabello, se mira al espejo, sonríe, el verde de sus ojos se ilumina, se reta a sí misma, y el deseo estampa la necesidad a quemarropa sobre los poros que arden. Las llamas se avivan, dejando los rastros, señales dónde hacer parada. Respira, y se pierde en sus ensoñaciones. Deja que el cansancio del día la abandone, y con premeditación elige el momento para dejarse abrazar por una lluvia de gotas con sabor a bienestar. Comienzan en su nuca, desparramándose inclementes por su cuello, la calma parece dar tregua a los senderos de su lujuria. Su piel reclama, grita, quiere sentir, saberse deseada, que el placer se pose en cada retal. Las fantasías sueñan con ser realidad. Su espalda se abandona a la sensación de la presión de unos dedos, imagina su textura, la fuerza con la que impactará sobre sus puntos débiles. Movida por el instinto se gira, ahora es su pecho quién reclama las atenciones. Una brisa de frescura se ha posado en las curvas que juegan con la gravedad. En vertical sucumbe, y deja que una nube de pompas jabonosas la vayan transportando. Con el pensamiento enganchado del momento impregna su cuerpo, el agua resbala, la besa, con suavidad, la espuma se pierde en sus líneas, bordea las curvas y se cuela en los rincones, ella la deja hacer, la engulle entre sus pliegues. Sus labios se entreabren, pasa su lengua dejando que las gotas sean bálsamo en las fisuras que quedaron en ellos en el tiempo que fueron prisioneros del desierto.
Segura de sí, dueña de sí, con la humedad de vestido, con ritmo sensual y acompasado se desliza entre las sábanas que dormitan sus secretos. Abre su cuerpo, lo siente florecer, lo siente reír, como el aire que se cuela por sus poros la mece en un vaivén de sensaciones. El mar que esconde sus ilusiones la mece al compás que la Luna baña su piel. Su cuerpo, lugar dónde habitan las tempestades del placer y los recónditos deseos….
Porque ella, sencillamente es transparente, ella, espejo dónde reflejarse….
11 comentarios:
Gracias guapa... solo falta creermelo :)
Besos
El hada escribe palabras hermosas.
Palabras que dibujan transparentes regalos en forma de frases.
:)
Pero que bonito! esa transparencia la conozco!!!
Besosss
... transparente... aunque, ante tu puerta, tu impresentable tampoco estaria mal... hermosas sensaciones, señora hada.
el hada es capaz de hacer infinitamente especial y erótico cualquier actividad rutinaria y normal... ese es su encanto... desplegar su genialidad sobre todo lo que su imaginación toca...
Bsitos ;)
Precioso...
Un beso (y que ella se lo crea)
Muy bonito.
Un abrazo
Genial descripción.Un besazo,o mejor dos.alex-
Genial... una maravilla
Sencillamente precioso ;)
Saludos,
Belén, creételo.... tu burbuja no miente...
Un fuerte abrazo preciosa.
LunaCarmesí, escribo lo que se muestras, lo que deja ver...
Beso...
Blau, eso es, transparente, lúcida...así es Belén.
Besos!!
Olalla, mis palabras describen la hermosura de mujer...
Un beso.
Toatoa, porque yo sé que para la protagonista de hoy, ese ritual es especial...
Besos!!!
Nosotras mismas, gracias por la visita.
Un saludo.
Alex, venga, dos besos y un fuerte abrazo.
Besos!!!
Allen, ella es genial, genuina...
Un abrazo!!
Sin respiración, así me he quedado yo al comtemplarla tras su burbuja....
Besos!!!
Publicar un comentario