...frágil...

Miro hacia el lugar de siempre, y encuentro vacío. Ella alargará la ausencia en el tiempo. Se aleja y deja mis manos encadenadas. Gasté palabras, agoté discursos, estrellé la lógica contra sus preceptos. No se hizo la necedad para escuchar, me digo. Las cartas se quedan afuera de su puerta.

Vaticinar su estrepitosa caída, sería mezquino, pensamiento que taladra mi sentir. Y deja que mi ego baile airoso alimentando la malicia innata de creerme poseedora de la verdad absoluta. Entra en la pugna este sentimiento con el deseo sincero de que su nuevo andar tenga la luz nítida del más bello amanecer . La ironía le cede el paso a mi cinismo, y sentencia el momento, de ilusión también se vive.

Libero esta lucha, puedo oír el chasquido de los metales al chocar en esta batalla loca de emociones encontradas. Como el egoísmo de querer disfrutar de su presencia levanta su espada afilada y ataca de forma despiadada mis sentimientos nobles. Ella, que en su corazón no alberga la maldad, y que tiene a bien de premiar a quienes la ahogan con la excusa de llevar la misma sangre.

Le brindo mi sonrisa, y le ofrezco la seguridad para calmar sus vacilaciones, aplacando las dudas que asoman en sus ojos oscuros. Mis hombros empapan sus lágrimas y mis brazos arropan su fragilidad.