...si supieras...

Si supieras que me deslizo entre las sábanas mientras miro los primeros rayos de luz penetrar sobre mi cuerpo. Dejo mi mente perderse en los sueños de la noche y se despereza mi esencia.

Te contaría de esa manía de andar descalza, de la ducha matutina cantando, de la sensación que me desborda al sentir las gotas resbalar por mi piel y como mi poros se van empapando. Tal vez, puede ser que vieras mi lado más ingenuo, de esa inercia cotidiana, de la cadencia de mis movimientos en las primeras horas. Desnuda, dejando a mi lienzo impregnarse por el color del nuevo día.

Hablaría de las sonrisas que visten mi rostro mientras me miro al espejo y me digo vamos, me voy abrazando con fuerza a la vida. Sabrías que me quiero, nuevamente, que estoy aprendiendo a aceptar, que estoy empezando a saber perdonarme.

Conocerías de las lágrimas que he derramado sentada sobre mis ruinas, de los desvelos que oprimían mi pecho. Del dolor que dejo tu silencio, de los sueños compartidos que se quedaron en el tintero esperando ser realidad. Te diría de las noches de ausencia, dónde rememoraba cada línea de tu rostro, dejaba que se colase el perfume de tu cabello azabache, y la tibieza de tu textura cubría el lado vacío de la cama.

Te confesaría que se diluye el sentimiento que anudaba mis pies, soltando el lastre de tu figura. Quizás te susurraría a media voz las inquietudes que me asaltan. Que ya no echo de menos tus besos, ni muero por la saliva de tu boca. No hay peor cárcel que la que una misma se construye colgando en la paredes su pasado. Sabrías de ese tiempo de errores, dónde dejaba que manos ajenas a mi deseo real amasasen mi cuerpo, regalando instantes de emociones. Compartiría contigo mis pensamientos más íntimos, que en esto del amor son tantas las variantes, que la batalla no trae vencedoras ni vencidas. Dejar de sentirte, una condena que se desprende de mis ángulos para diluirse en la lluvia de recuerdos que se esfuman con los días. No has perdido el tenerme ni yo he ganado la libertad.

Me siento viva, hoy, bebo las gotas que ofrecen los momentos compartidos y de soledad. Que anhelo la frescura de esos labios que todavía no conocen mi sabor, que no saben de las líneas que forman mi cuerpo. De esa agua cálida que quiero sentir derramarse sobre mi vientre húmedo...