...pared y piel...

Empuje suave su cuerpo contra la pared, en un arrebato de esa pasión que llevaba siempre en los bolsillos guardada en el mismo instante que clavo su mirada en mis ojos. Pierde la respiración, ahogándola en mi cabello. Lucho por acceder con impunidad a su cuello y succionar cada centímetro. Sintiendo en el vapor de su aliento gemidos contenidos.

Desabrocho su calor, me dejo envolver por sus caricias cálidas, desdibujando rectas. Desprendo de su lazo las cimas que imploran por emerger. La osadía de beber su aire desemboca a mis labios a robarle besos vestidos de jadeos entrecortados. Se mezclan las lenguas con movimientos de inicio tímido y acabado preciso.

Penetra en mi la luz de su cuerpo abierto, me arrasa, devastando con oleadas de frescura y sal los valles que me componen. Se entretiene con los últimos retales que me cubren, en un juego cómplice de sostener el momento, de poner gotas de miel en mi boca. Pasea los rastros de su saliva marcando el camino de mi sensibilidad.

Relame su deseo, y deja las huellas de sus dedos enterrados en mis pliegues. Saborea las humedades que mojan la tierra que aran sus manos, presionando sutil los contornos que florecen a su paso.

Entre la pared y su piel, sucumbo...