...brisas...

Dejo de querer, para ser, brisa, jugando a componer atisbos de dulzura en tus comisuras. Celosa del verso que eriza tu piel, me voy haciendo palabras y cuelgo dos gotas de luz de luna en tus ojos. Los papeles de la razón los pierdo al mismo ritmo que mi lengua se descontrola en tu boca. Pongo mi rendición en ese sorbo de aliento que bebo de ti. La distancia prudencial deja colarse algo de aire entre tus labios y los míos y ante mi caen las piedras de mi muralla.

Desnuda, en cueros, sin más retal que lo que soy, vas dejando trazos, tus pinceles se abren con paso firme. Tomas la batuta de la sinfonía del encuentro, acomodando el compás de las notas a mis deseos. Entierras tu cara en mi cabello y los susurros se arremolinan en mi cuello. La necesidad aprieta mi garganta, suave, como tus dedos enredándose en mis líneas, dónde rozar lo sublime y caer en sacudidas no es más que el segundo plano de ese hilo que me adhiere al único anhelo de sucumbir a tus brazos.

Tiemblo, emergiendo mis corrientes, mojando mis ángulos, dejando el sudor en cada poro sediento. Siento, y afluentes de lava se mezclan con tu saliva. Yace mi lienzo mecido en tus mareas...